miércoles, 1 de abril de 2009

TAL COMO ERAMOS



Un buen día de la madre se presentó un fotógrafo en mi colegio "nacional" (que lo llamaban entonces), es decir, público. Nos pilló a diestro y siniestro y posé con dos de mis hermanas. Somos 6, en total y yo soy la segunda. Yo aparezco en el centro de la foto.
Parezco un angelito pero era un pequeño diablo: un poquito granuja, pícara y nerviosa...Pero la foto es entrañable y, a la derecha, tenía un poema que, desgraciadamente, se ha perdido.

Decía algo así como:
"La palabra MADRE es dulzura, es amor, sólo cabe pronunciarla con aprecio y devoción. Encierra sacrificio, pero la madre lo hace con satisfacción porque lleva muy dentro del alma el reflejo de Dios, todo amor..."

En fin, ninguna madre podía resistirse a pagar su propio regalo. El fotógrafo le enseñaba la foto de sus niñas, y ellas la compraban (por poco dinero de que dispusieran).
El tiempo y la nostalgia vuelven a la mente. Que bueno es ser niño. Me gusta haber sido un niño de los de entonces y no de los de ahora: de los que respetaban a sus padres, los admiraban y no esperaban nada a cambio. De los que no tenían necesidad de pedir constantemente caprichos para estar contentos. Me alegraría más a aún si hubieran logrado que fuera una niña feliz. Tuve que buscarme mucho la vida para encontrar mis "momentos felices".

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