viernes, 22 de mayo de 2009

APRENDER A ESCUCHAR

El problema no es sólo hablar excesivamente. Narrar constantemente como lo haría en un papel, contando las anécdotas del día a día como si fueran novelas, pequeños cuentos escapados de las hojas de papel.
El problema real es que los oídos de los demás se cansan de escuchar siempre, siempre, siempre.
Aprender a escuchar, vencer la impaciencia de estar pensando lo que voy a decir antes de que el otro acabe su argumento. ¿Por qué no se nace sabiendo escuchar? YO, YO, YO,...a mi, a mi, a mi..conozco alguien qué...enlazar historias con lo que el otro está tratando de contar. Enlazar mis historias.
¿Deformación? Sí, quiero.
QUIERO APRENDER A ESCUCHAR. Aprendí tempranamente a observar. Soy una esponja que no mira sino que "ve" constantemente lo que hay a su alrededor e incluso intuye lo que va a pasar... sin embargo, está el problema del sentir. Educar al oído, educarlo para que escuche, educarlo incluso para el silencio. Las personas pueden estar en silencio y existir comunicación, pero tiendo a llenar el vacío, tiendo a llenar ese silencio con mis historias locas.

1 comentario:

Marcela Fuentes dijo...

El silencio es la antonomasia del Ser.
Escucharnos a nosotros mismos, vernos, obsrvarnos como realmente somos se logra si dejamos que el silencio se interne en nuestros oidos, llegue a la mente, inunde los pulmones, y acaricie nuestro corazón.
Ahí es donde habita el alma.
El silencio es la madeja de Teseo, para, en vez de salir, poder entrar al laberinto de nuestro ser.
El día que uno está dispuesto a aceptar y abrazar al silencio, algo de nosotros ha podido ser encontrado, vivido y acariciado.
Seremos un poco más vivos. Un poco más que ayer.