martes, 5 de mayo de 2009

LA MUERTE INEVITABLE E IMPREDECIBLE

Es inútil pretender conseguir una explicación para la muerte de aquel que deja dos hijas: una de tres años y otra de pocos meses, una excelente y preciosa mujer (por dentro y por fuera)... La vida es un regalo que, a veces, es tan corto como un suspiro.
Los que se van sufren menos que los que se quedan. Nos quedamos huérfanos de tu presencia, de tu cariño, de tu compañía. Es necesario mucho tiempo para recomponer una familia rota por el dolor. Una familia que, no hace tanto, era una familia más, con sus alegrías y sus penas...como todas.
Amigo, desde donde estés cuída de las tres. Han quedado en el desamparo de tu ausencia. Muchos de los que las rodean las aman tanto que duele, sin embargo, tú sabes que eres insustituible.

2 comentarios:

Marcela Fuentes dijo...

He llegado a la conclusión que la vida se compone de distintas dimensiones.
Algunas ni sospechamos, ni las tocamos, pero como un degradé, desde la más infame y primitiva a la más prístina y sublime.
Y nosotros nos vamos subiendo al tren que nos encarrila en una de ellas, y dependerá de nuestro tono en esta degradación habremos de aprender cómo llegar a ser luz.
También he pensado que nuestra permanencia en la vida en que coincidimos dependerá del nivel de claridad que alcanzamos, si ya somos luminosos, pues ascendemos. Si somos opacos, nos dejan vivir mucho para darnos hasta último momento opción de aclararnos...
En fin, creo en ángeles.

Adela dijo...

Los ángeles existen, pero no los podemos más que intuir...y eso es imposible cuanto más cerca estamos de la tristeza y la desesperación.