domingo, 7 de febrero de 2010

HACE UNA SEMANA

Hace una semana que "dejaste de existir". Al final no parece tan dramático decirlo porque estas ultimas semanas todos deseábamos que acabase todo de una vez. Sentimos alivio por ti pero también por los que te quisieron. Vivir de esa manera ya no era vida, Pepe... Te aferrabas a todo esto porque, seguramente, te supo a poco.
Pero esto es lo que hay y esto es lo que queda. Dentro de unos años la pequeña mirará tus fotos y le preguntará a su madre cómo eras.
Esta historia se ha escrito muchas veces y, además, no será la última. ¿Triste? Un poco, pero sólo un poco. He visto como tu mujer y tu hija mayor aceptaban tu final, he hablado con ella muchos malos momentos y confieso que he llegado a la conclusión de que no podía haber otro final y, por lo tanto, lo he aceptado mucho mejor de lo que creía.
Para nosotros siempre serás ese hombre fuerte, currante, enamorado de la sierra y aferrado al sueño de construirse la casa de sus sueños en medio de aquel monte.
No pudo ser.

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