lunes, 2 de febrero de 2009

Hoy podría haber sido un gran día

Despertar a las 7, levantarse a las 10 (cuando ya has dado mil vueltas en la cama intentando relajarte y volver a dormir, porque si, porque eso es lo que te conviene: descansar), ponerse en pié con los nervios de punta.
Desayuno mis pastillas de mala gana pensando que no sirven para nada pero las acompaño con las tostadas y el café y hasta me permito llamar por teléfono a una vieja amiga y fingir lo bien que va todo porque, al fin y al cabo, ya estoy cansada de ser la víctima, la pesimista, la problemática...
Buscar por el pueblo un chorizo de guisar porque sino no puedo hacer el cocido. Antes he sacado a Puka un momentito aprovechando que no chorreaba agua (porque no llovía, chorreaba constantemente).
Todo bien: guisar, comer, dormir, tomarme el descafeinado.
Conecto el ordenador para organizar fotos pero me paso hora y media chateando con una vieja amiga (tan vieja que es de mi infancia y a la que había perdido la pista hace más de 30 años). El reencuentro fue hace poco pero hablamos como si no hubieramos dejado de hacerlo en todo este tiempo.
Tiempo: perder el tiempo, perder el tiempo, perder el tiempo (vuelve y vuelve la obsesión). ¿Cuando voy a planchar de una vez, clasificar los papeles, organizar esto y aquello, pintar, escribir en serio mis relatos, mis poemas? ¿Cuándo? ¿Cuándo?
Y luego... sacar a Puka aprovechando una parada en la lluvia y los truenos.
Y luego... hacer la tortilla de patata de los domingos.
Intentar ver los premios Goya en la tele, pero descubro que no he visto ninguna de las películas nominadas. Adiós al cine hace años, ya veré esas películas dentro de unos meses o unos años.
Y, entonces, navegar por internet para buscar en que consiste la neurosis de los bipolares y encuentro tantas páginas, tanta información que se me mete en la cabeza como un martillazo y me doy cuenta que estoy más cerca de la depresión que de la neurosis.
Hoy podía haber sido un gran día, pero ya lo he gastado. Tanto gastarlo que ya es la madrugada del lunes 2 de febrero. Me voy a empastillar y a dormir lo que pueda.