martes, 28 de julio de 2009

CUANDO LA VIDA SE ACABA

¿Qué decirte cuando sabes que ya tienes una fecha prevista?
Se me agotan las palabras, las ideas, las emociones, los sentimientos. Imagino tu cabeza echando humo, intentando conservar cada segundo feliz del pasado y programando todo lo que quieres que quede atado y bien atado para ese futuro que ya no será tuyo.
Te imagino, tan terrenal como siempre, intentanto saborear el presente: débil pero consciente de todo lo que está pasando. Aceptando la idea pero con la esperanza extraña de que puede haber una equivocación, de que si luchas podrás con ello.
Es difícil de aceptar para nosotros, nos está causando tristeza ya antes de que suceda. Ya notamos la falta de tu fuerza, de tu serenidad, de tu prudencia y del sentido práctico que le has dado siempre a tu vida. Ese pisar firme y fuerte sobre la tierra.
Las montañas, prefieres las montañas: se puede ver el horizonte, no te puedes perder.
El mar no, me dijiste ya hace años, en el mar se confunde el cielo con el agua en el horizonte...te hace sentirte perdido.
Te imagino ahora en la sierra, mirando el horizonte, pero sintiéndote tan perdido como si estuvieras mirando a un mar infinito: a ese mar catastrófico que se llama metástasis.