viernes, 20 de marzo de 2009

CAMBIARSE EL NOMBRE PARA CAMBIAR DE VIDA

No escribo yo, no soy yo. Escribe Delia. Delia es esa mujer fuerte que se enfrentó a su destino, que luchó por él, que sigue luchando. Que cuando se levanta, cada día, tiene un propósito y, casi siempre, lo consigue.
Delia es quien escribe, pinta, lee, es mi alter-ego. Delia es esa que supo escoger cuando había que escoger. Aquella que supo esperar sin hacer caso a sus impulsos sino a sus intuiciones. Es esa que sabe mirar de frente porque se siente segura de sí misma y se pone al mundo por montera.
Delia no existe.... pero tendría que existir. Era el destino, pero yo no dejé que ella sacase los pies del plato.

ALGUNOS DIAS NO HAY ESPERANZA

Por fin se detiene el viento, nos da unas horas de tregua este levante aunque mañana volverá a entrar y con fuerza. No puedo con mi vida pero no estoy dispuesta a quejarme porque, claro, hay personas que lo pasan muchooooooooo peor que yo.
Resulta q soy una privilegiada, resulta que vivo en el primer mundo, resulta que no me falta para comer....
Pero también resulta que mi autoestima está por los suelos porque depende de lo que siento que les importo a los demás, sobretodo a los más cercanos.
Querría ser invisible. Si, invisible. Luego decidiría si quiero serlo definitivamente o sólo por un tiempo. Aprovechar ese momento para ver cómo se sienten si les falto, para convencerme a mi misma de que, más allá de las palabras y los hechos, les importo de verdad.
¿El listón está demasiado alto? ¿Espero siempre que respondan como yo quiero, EXACTAMENTE como creo que deberían responder?
No sé donde está el problema pero la vida me da igual, la muerte me da igual....tengo miedo a las dos pero las dos me resultan indiferentes.