Hoy, por tercer año consecutivo, se celebra el día mundial de "LA LENTIDUD".
Vivir sin estrés, pensando en lo que hacemos en este momento (en el momento presente) lejos de las prisas, de las carreras sin sentido, de las competiciones diarias.
En Barcelona, por ejemplo, hoy están celebrándolo con un símbolo: todo el día en zapatillas en no sé qué Museo o Centro de Bellas Artes. Es un símbolo, sí: pero se puede vivir "relajado" y hacer las cosas una por una, cómodamente, como las haríamos en casa y con eficacia.
Las grandes ciudades nos atropellan con sus carreras. Yo vivía así: "de prisa y corriendo", como dice el refrán, pero tuve la elección de cambiar.... ¡Que sabias nuestras abuelas y abuelos! Parecía que el tiempo les cundía más. Se adaptaban al ritmo de la naturaleza, aprovechaban los días largos del verano para hacer muchas tareas que luego les permitirían vivir el invierno con lo que habían reservado: Un invierno en que los días transcurrían lentos y cortos, con pocas horas de luz. El candil y el calor de una buena chimenea eran los compañeros cotidianos del invierno. Así se facilitaba el descanso, y nosotros nos comportábamos como el resto de los animales que dormitan en esa estación.
El progreso ha creado la cultura de las prisas. La pérdida del contacto con la naturaleza y la facilidad para que las estaciones puedan ser lo más iguales posibles en las grandes ciudades, nos ha confundido por dentro. Existe el aire acondicionado para enfriar el verano, la calefacción para calentar el invierno, la luz para luchar contra la oscuridad y...tantas otras cosas. Nuestra vida es un artificio, está muy lejos de ser natural. Por eso, hemos entrado en esta cultura del estrés.
Tal vez deberíamos adaptarnos más al ritmo de la naturaleza que al ritmo de la "civilización". El tiempo es absolutamente subjetivo. ¿Por qué unos días se nos hacen tan largos y otros tan cortos? Busca y medita la respuesta.
lunes, 9 de marzo de 2009
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