Retomar el blog es necesario un día como hoy.
Es el día de un triste aniversario ¿verdad?. No pretendo presumir de que soy más sensible que nadie. Mi familia, varios miembros de mi familia, estuvieron cerca de aquella catástrofe (o tal vez debería decir "masacre").
Lloré como el que más. Rehuí aquellas imágenes que parecían esañarse en lo terrible. No entendía aquel morbo de enseñarnos lo más tétrico. Ya era suficiente con el testimonio sonoro de lo que estaba pasando. Madrid lloraba, España entera lloraba y supongo que muchos otros pueblos nos acompañaron en ese dolor.
El doce de marzo, en aquella manifestación multitudinaria, llovía lentamente, era como si también el tiempo quisiera acompañar lo que sentíamos todos.
Pero los que siguen llorando hoy, seis años después, son aquellos a quienes se les rompió la vida para siempre: viudas, huérfanos, amigos, hermanos y una lista interminable de seres queridos que nunca volverán.
¿Homenajes? ¿Condecoraciones? ¿Justicia? ¿Perdón? ¿Altares? ¿Flores y velas?
No encuentro respuestas en nada ni a nada de esto.
Los políticos quedan muy bien en las fotos. Algunos estaban entonces, otros llegaron sólo horas después. Todos han tenido hoy una ofrenda, unos silencios, unas palabras de dolor y de aliento.
Yo no entiendo nada a pesar del tiempo transcurrido y no lo quiero entender. Sólo quiero dar las gracias porque no me tocó aquella triste lotería del enorme dolor que debe ser perder, sin sentido y de repente, a un ser querido.
jueves, 11 de marzo de 2010
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